Llegar tarde a trabajar no pasa nunca desapercibido.

Llegar tarde a trabajar cuando el trabajo está condicionado por un horario no es ninguna tontería, se trata de romper un compromiso establecido entre la empresa y el trabajador.

Vamos a levantar un pañuelo blanco por aquellos que llegan tarde en alguna ocasión. Por los que llegan tarde y avisan, e incluso por los que no avisan. Es cierto que siempre puede suceder algún imprevisto y por más que intentamos conciliar nuestra vida profesional y la familiar no siempre sale bien.

Sin embargo, hay perfiles que tienen una tendencia a llegar tarde a trabajar. Cuando llegas a tarde a trabajar unas cuantas veces, y no sucede nada es posible que esa dinámica anti tu control horario se convierta en una rutina. Cuando es así, nunca pasa desapercibido y puede ser que empiecen los agravios comparativos entre compañeros.
Llegar tarde en muchos ámbitos está penalizado. A nadie le sorprende recibir multas por llegar tarde a quitar el coche de la zona azul, incluso los padres son penalizados por llegar tarde al colegio con sus hijos.

Si hablamos solo del entorno laboral, encontraremos que ignorar el control horario e incumplir el horario laboral repetidamente supone un incumplimiento contractual. Éste incumplimiento puede suponer un despido disciplinario.
El procedimiento indica que existen distintos tipos de faltas: leves, graves y muy graves. La acumulación de faltas leves puede llegar a suponer una falta muy grave.

– Amonestación verbal.

– Amonestación por escrito

– Suspensión de empleo y sueldo de hasta 2 días.

– Suspensión de empleo y sueldo de 3 a 7 días.